La leyenda de terror de Nachito sucedida en el panteón de Guadalajara Jalisco México.
El Panteón de Belén, está ubicado en el Centro Histórico de Guadalajara; como otros sitios de su tipo, atrae mucho la atención por su arquitectura y el conocimiento de que alguna persona famosa descansa en su interior, pero, además, lo más interesante de estos lugares, son sin duda las leyendas de terror que se relacionan con ellos.
Los cementerios son muy temidos por las personas y no es porque en ellos descansen los restos de las personas fallecidas, sino porque hay testimonios de que los difuntos se levantan de sus tumbas en forma de espíritus, fantasma o almas en pena que quieren comunicarse. Como sea que quieran llamarles y deambulan por el lugar, demostrando que no todo termina con la muerte, que aún hay algo más allá, algo que hasta el momento no podemos explicar, y que los obliga a quedar atrapados entre los dos mundos, pues no pueden disfrutar plenamente de este, ni alcanzar el descanso que el más allá proporciona según las creencias de distintas culturas.
Aunque los fantasmas suelen aparecer en cualquier parte, el ambiente tétrico de los campos santos coopera para que las experiencias sean aún más intensas, provocando un miedo que pocos conocemos.
El panteón de Belén tiene muchas historias, unas más aterradoras que otra, pero hoy compartiremos específicamente la leyenda de Nachito, un pequeño que le temía mucho a la oscuridad, y que lleva ahí decenas de años.
Se dice que la fobia que el niño tenía a la oscuridad perduró más allá de la muerte impidiéndole descansar pues después de haberlo enterrado, el cuerpo del niño apareció sobre la loza de la tumba, lo enterraron otra vez, y para la noche, nuevamente el cadáver parecía haber salido de su tumba, y fue así por diez días seguidos, hasta que concluyeron que aún seguía temiendo a la oscuridad y aquello estaba resultando muy traumatizante para su pobre alma atormentada, y decidieron poner el ataúd sobre la tumba en lugar de enterrarlo.
Después de realizar esta acción el cuerpo ya no salió más del ataúd, sin embargo, el espíritu del pequeño sí que lo hace; se le ha podido grabar en psicofonías, le han visto gran cantidad de personas, y se volvió tradición el dejarle dulces y juguetes para mantenerlo contento y que olvide su miedo a la oscuridad.
En la actualidad, el panteón permite visitantes a través de recorridos guiados, si te decides a tomar alguno, no olvides llevar contigo dulces o juguetes, por si Nachito se acerca a saludarte.